EL
DÍA QUE IMPLEMENTE LOS MODELOS DE REFUERZO Y CASTIGO
¡Será un buen día, extenuante pero lo vamos a lograr! Fue
lo primero que pensé esa mañana, después de recordar que tenía una gran lista
de pacientes en espera, bueno, tan solo sonreí y dije esto es lo que me gusta, salí,
prendí el auto y me dirigí al consultorio. En el camino recordé que algunos de
mis niños son un poco dispersos y no hacían los ejercicios, pero hoy no, no
será ese día pensé y compré algunos chocolates y dulces que a ellos le gustan y
dije: algo me inventaré o les propondré. Llegue al consultorio, inicie la rutina,
Daniel José era primer paciente, ingreso cogido de la mano de su madre, algo
tímido lo primero que le dije fue: No, esa carita no me pondrás hoy, no dolerá,
solo haremos algunos chequeos será rápido y mira te daré este dulce uno de tus
favoritos ¿quieres?, el niño sonriendo y moviendo su cabecita dijo sí. Al
parecer el día no sería tan agotador como lo pensaba, iba finalizando y el
modelo de refuerzo funcionaba a la
perfección, faltan 5 minutos para llamar a mi último paciente Laura Camila y recordé
lo que me contaba su padre, una niña un poco desobediente y grosera, ya no sabía
qué hacer con ella nunca hacia caso, sin
dar más rodeo les dije que siguieran, su padre tenía la razón... Y dije: bueno
Laura yo sé que tu no vienes dispuesta para la consulta y por ahí me han
contado que no le haces caso a tu padre así que implementare un modelo que
espero de resultado. Si tú no haces caso o haces algo que tu papá te dijo que
no está bien, él te castigará... Por ejemplo
no podrás jugar en la computadora, ese día no te darán tu dulce
favorito, hasta que te descuenta que esas cosas no están bien ¿Te parece? Sé que
no, pero poco a poco irás entendiendo, al final de la consulta su padre me agradeció.
Cada día fui implementando estos dos modelos Refuerzo y Castigo, me di cuenta
que eran necesarias y que daban en mis
niños resultados totalmente satisfactorios.